Existe una asociación sin fines de lucro denominada The Garden of Peace, que fue conformada en Madrid del año 2021. La idea surgió en el año 2019 cuando el presidente de esta asociación el italiano Francesco Serafini ex funcionario del Consejo Oleico Internacional recorriendo su pueblo Paciano se detuvo frente a un olivo y pensó que estaba ante un “árbol de la Paz” símbolo de tolerancia y catalizador de culturas capaz de estimular la Paz, tan necesaria en estos tiempos de guerra como el actual.

De momento ya se han plantado dos jardines nacionales con 21 variedades de olivos representativos de la cuenca mediterránea que provienen del Banco Mundial de Germoplasma del Olivo con sede en Córdoba que representan alrededor del 95% de la producción mundial, uno en Paciano y otro en Granada. Grecia ha solicitado ser parte de este hilo de oro que la asociación está tejiendo para unir los países en favor de la Paz.

Estos jardines serán la parte más visible, pero la iniciativa busca abarcar temas de medio ambiente, trabajo, historia, memoria de las civilizaciones mediterráneas, relaciones multiculturales y multirraciales entre los pueblos, como testimonio de paz y tolerancia entre ellos.

Uno de los temas que abordo esta asociación es el olivo como parte de la solución al cambio climático, debido a que ellos son una barrera para la desertificación y la erosión del suelo. Los olivares son un sumidero de CO2, lo eliminan y lo fijan al suelo. Además, según investigaciones por cada litro de aceite de oliva producido se genera una emisión de CO2 equivalente a 1,5 kg, pero la capacidad de absorción por este efecto sumidero señalado de la planta es de 11.5 kg, por lo tanto, es un balance positivo cultivar olivos.

¡Otra razón para consumir aceite de oliva!, no solo porque es un excelente producto, sino que provienen de plantas tan nobles que aportan una solución al cambio climático.

Por Adriana Carrasco
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